El proyecto que presentamos parte de las dos preguntas planteadas por Keith Moxey en el prólogo de su influyente libro Visual Time: The image in History: ¿Puede la disciplina de la Historia del arte, por ejemplo, aceptar que no hay retraso en las apropiaciones no occidentales de estilos occidentales?; y «¿Se puede aceptar que las historias subalternas no son repeticiones de las que son dominantes y que el ‘centro’ no se copia simplemente cuando aparece en los ‘márgenes’?»
Este es el núcleo del presente argumento y esta propuesta los tomará como punto de partida para desarrollar un concepto que, aunque controvertido, es ciertamente de interés: el de defender la originalidad de la copia a través del mero hecho del proceso de transferencia. Podemos romper la jerarquía del centro-periferia y reconocer las diferentes velocidades temporales que permiten que las imágenes circulen y generen diferentes formas de asimilación. Esta propuesta tiene como objetivo estudiar el proceso de creación y codificación de tipos iconográficos a ambos lados del Atlántico, rechazando el paradigma centro-periferia; y el papel que en tal proceso juega la imagen como generadora y definidora de identidades sociales. El ‘otro no-europeo’, lejos de mantener una postura únicamente receptiva y pasiva, transforma las matrices visuales originarias a través de varias respuestas: apropiación, hibridación, resistencia, en un proceso de resignificación, resultado de la nueva dinámica global de la Edad moderna.
Es precisamente el proceso de reinterpretación a través de componentes vernáculos y diferentes sensibilidades según el ámbito cultural donde se asimila esta imagen como producto de la apropiación lo que ayuda a comprender el proceso de hibridación y transferencia cultural. Lo más significativo dentro de esta transferencia y circulación son, sin duda, las imágenes ideadas en Flandes, precisamente porque los primeros impresores que se asentaron en la Península ibérica eran de origen alemán o flamenco y muchas de las copias de estos grabados nórdicos se difundieron a través de España, Portugal, el Nuevo Mundo, llegando incluso hasta Goa, donde esas imágenes fueron transculturadas, interpretándose con una nueva funcionalidad y estatus. ¿Podría esta circunstancia ayudarnos a cuestionar la identidad y el concepto de la pintura española y entender que la circulación artística ayuda a redefinir las identidades nacionales que la historiografía tradicional nos ha hecho creer? Nuestro proyecto intenta por tanto problematizar el concepto de canon europeo, canon hispánico, para intentar relativizar estos conceptos en muchas ocasiones nacidos al albur de las historias nacionales. Siguiendo esta línea, y continuando con la cuestión del canon y el hecho de que debe analizarse en base a su contexto interno, la imagen no puede estudiarse desde un concepto estético definido por los gustos y parámetros dictados por un lado del Atlántico únicamente, sino más bien como resultado de un intercambio que ayuda a construir una historia intercultural. Si bien es cierto que es complicado cambiar los estándares, el concepto de otredad es fundamental para comprender plenamente el poder de la imagen en el mundo ibérico en todas sus dimensiones en la Edad Moderna.